Leandro Tuyub: Disciplina, Resiliencia y la Fuerza de Escribir su Propio Destino

Leandro Tuyub en partido de fútbol.


Hay quienes encuentran en el deporte una forma de canalizar su energía. Otros, una vía de escape. Y otras veces, esa fuerza encuentra su voz en alguien que, contra todo pronóstico, decide no detenerse.

Desde muy pequeño, Leandro Tuyub Aranda descubrió en el fútbol una fuente inagotable de alegría y estructura. Originario de Cancún, Quintana Roo, comenzó jugando en la cancha de su colonia y pronto se unió al equipo “Gallos Team”, donde entendió que detrás de la diversión también había una disciplina que lo moldeaba sin que él lo notara. Aquellos primeros pasos serían, con el tiempo, un sostén esencial en uno de los momentos más difíciles de su vida.

Leandro Tuyub en partido de fútbol.


A los quince años, el diagnóstico de cáncer cambió el juego por completo. “Lo más difícil que afronté fueron las quimioterapias”, recuerda. Una frase que le dijo un maestro quedó grabada en su memoria: “Te va a curar lo que ahora te está lastimando”. Al principio costó asimilarlo, pero con el tiempo, Leandro aprendió a convivir con la enfermedad y, sobre todo, a luchar contra ella.

Mucho del impulso para mantenerse firme durante el tratamiento vino de adentro, pero no solo fue cuestión de actitud. “Mi mentalidad me sostuvo, pero también lo hicieron mi familia, mi novia y mis amigos”, cuenta. El apoyo constante de su círculo más cercano fue decisivo para sostenerse cuando el cuerpo pedía descanso y la mente, claridad.

Superar la enfermedad no solo significó vencer un diagnóstico, sino también resignificar la vida. En el deporte, esa transformación se tradujo en una nueva forma de competir: con más determinación, más disciplina, una mentalidad distinta. Esa fuerza lo llevó incluso a representar a México en una competencia Sub-18 en Suecia, una experiencia que marcó un antes y un después en su camino deportivo.

Leandro Tuyub cruzando la meta.


Fue entonces cuando correr entró en escena. Lo que comenzó como una forma de acompañar las quimioterapias se volvió un espacio personal de libertad. “Me siento libre y sin presión cuando corro”, dice Leandro, quien logró completar una carrera de 5 kilómetros en un tiempo admirable de 18 minutos con 47 segundos. Pero la meta iba más allá del tiempo: “Me sentí muy feliz, más al ver a mi papá en la meta esperándome. Sin su apoyo, no hubiera hecho nada de lo que estoy contando”.

Esa energía encontró también una vía en las redes sociales. Inspirado por creadores como Roberto Gallegos, comenzó a compartir contenido sobre salud, entrenamiento y motivación. “Intento dar tips que me hubiera gustado recibir cuando yo empecé”, cuenta. Aunque no han faltado las críticas, Leandro prefiere enfocarse en quienes sí encuentran valor en lo que transmite.

Hoy, sin buscarlo del todo, se ha convertido en un referente para jóvenes que ven en él un ejemplo de constancia. “Es muy lindo inspirar a más gente”, dice con humildad. Y cuando las palabras no bastan, acude a una frase que lo ha acompañado desde el inicio de su proceso: “Nunca es suerte, es Dios”. En ella resume su historia, su fe y su decisión de seguir avanzando, paso a paso, como si cada zancada fuera también una victoria.